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Cuando la inquietud nos invita a un viaje de aprendizaje

Querida comunidad educativa;

Leí hoy una idea citada a mano en uno de mis cuadernos antiguos:«No podemos vivir sin significado; eso impediría cualquier sentido de identidad, cualquier esperanza, cualquier futuro”, palabras de Carla Rinaldi. Mi mente voló inmediatamente días atrás, cuando padres de familia y maestros nos encontamos en un espacio virtual para presenciar el trabajo arduo de niños y niñas, chicos y chicas durante los últimos meses. Esos encuentros nos regalaron puntos de vista sobre diveros temas, nos emocionaron. Presenciamos cómo ellos han venido construyendo nuevos entendimientos sobre problemáticas tan diversas como las nuevas reglas para jugar juntos a través de una pantalla, cómo reconstruimos nuestra comunidad en momentos desafiantes como el que vivimos en esta pandemia o la relación entre la tecnología y la salud en la historia humana.

Estas son búsquedas complejas que los estudiantes emprenden guiados por su propio interés por conocer. La motivación por comprender y en algunos casos por dar solución, los llevan muchas veces a elegir al lado de sus maestros “el camino difícil”, pero que al final del recorrido muestran ser trascendentales para los viajantes.

Difícil digo, pues los chicos en la actualidad tienen múltiples campos de referencia. Son varios los estímulos que enfrentan desde la cotidianidad, desafiándolos a una lectura constante, llena de procesos necesarios de decodificación de imágenes, textos, cuestionamientos y opiniones de otros. Esta tarea implica de ellos encontrar relaciones entre las diversas ideas y eventos a los que son expuestos, para descifrarlos, para comprenderlos. Y cuando, en algunos casos, no se da por iniciativa de cada uno, la escuela los invita a hacerlo.

Para eso estamos: para retar sus iniciativas y acompañarlos a que alcancen nuevos paradigmas. En Áleph la mirada y energía de los adultos está avocada a escuchar lo que ellos nos expresan como su interés, para devolvérselos en forma de desafío. ¿Cómo provocar a los estudiantes a repensar una idea desde otro punto de vista? ¿Qué nueva disciplina los confrontaría con una visión más amplia? ¿Qué modos de abordar un problema les ayudaría a encontrar nuevas posibles soluciones?

No solamente cuando los estudiantes señalan aquellas cosas que tienen claro es que los maestros nos embarcamos en este camino a su lado. Por el contrario, estamos presentes cuando aparece aquello que les causa cierto desarreglo y que, como un nudo, les aprieta en ese lugar donde vive la inquietud. Ese nudo cognitivo marca un hito importante en el proceso de aprender.

Un tenaz viaje de aprendizaje comienza con esta inquietud: Construimos a partir del Currículo, evaluamos innovadoras direcciones por tomar y ponemos toda la creatividad posible para imaginar y materializar puentes para una investigación colaborativa. Y desde ahí, con la activa participación de los chicos, juntos aprendemos.

Meses después nuestra comunidad educativa presencia en los Encuentros de Investigación estas evidencias que toman forma de presentaciones y videos, donde los maestros deseamos dar visibilidad con suma justicia al proceso vivido por los estudiantes que han desenmarañado ese nudo inicial. Su voz y aprendizaje conforman nuestro hilo conductor, y nuestro propósito es celebrar colectivamente su esfuerzo por conocer más del mundo y dar significado a los fragmentos de vida que han decidido adueñarse.

Quiero pensar que su trabajo, es ahora lo que a padres y maestros nos hará movernos en el sofá que cómodamente habitamos, dejándonos también inquietos y emocionados. Pues nos volvemos testigos de que la infancia descubre en su camino que sin significados propios, no es posible mirar al futuro con esperanza.

Mariana Santistevan

Coordinadora de Atelier

Colegio Áleph