Experiencias de Aprendizaje
El rol de los padres en la educación virtual

El último año nos ha recordado una vez más que la capacidad de adaptación es una de las habilidades más esenciales para el desarrollo del ser humano. A raíz de la pandemia, todo cambió de la noche a la mañana: la forma en que vivíamos, trabajábamos, estudiábamos y compartíamos espacios quedó completamente trastocada. Y entonces, más que nunca, se hizo necesario adaptarse.

Aprender a través de una pantalla, sin tener contacto cercano con otros estudiantes ni docentes ha sido un verdadero reto para nuestros hijos e hijas. Y si bien la presencialidad no tardará en llegar, podemos extraer lecciones valiosas de lo vivido.

¿Cuál debe ser nuestro papel en el proceso educativo de nuestros hijos, cuando este se da en el entorno virtual?

En primer lugar, la educación remota nos da la oportunidad de inculcar el valor del compromiso. A pesar de estar en casa, debemos enseñar y mostrar a través del ejemplo que es posible organizarnos y encontrar un espacio y tiempo para los deberes, porque estos son importantes para nosotros.

Luego, también nos ha tocado ser promotores de un adecuado manejo del tiempo. Los chicos deben comprender que es importante ser puntuales en las clases y tener horarios para el aprendizaje. Así, poco a poco, irán haciéndose autónomos y eficientes.

En esta misma línea, tenemos también la función de guiarlos para que comprendan que, durante el tiempo de estudio, es ideal evitar distractores, como el uso de redes sociales o juegos en línea. Esto les permite estar enfocados, mantener su compromiso y también gestionar mejor el tiempo.

Finalmente, en este proceso es primordial asumir nuestro rol como guías y acompañantes. Nuestro deseo principal es que, en medio de situaciones adversas como esta, nuestros hijos e hijas aprendan a adaptarse y obtener el máximo provecho y aprendizaje de cada experiencia. Por eso, una actitud positiva y propositiva es fundamental.

El nivel de participación de los padres dependerá de la edad del hijo o la hija, así como de las necesidades particulares que pueda tener. No obstante, bajo ninguna circunstancia se debe intervenir en el proceso de manera invasiva, sin permitir la autonomía del estudiante ni obstaculizar la autoridad de los maestros.

Recordemos que para que la educación sea completa, se necesita que los padres de familia, docentes y estudiantes apunten hacia una misma meta.

Todos los aprendizajes que hayamos hecho -y continuemos haciendo- mientras se mantenga el modelo de educación virtual, servirán para el futuro. Probablemente, muchos escenarios se replanteen en el mundo postpandémico, y el educativo no será la excepción.

La educación del futuro será mixta, un híbrido entre lo presencial y lo virtual. Su objetivo será lograr aprendizajes que extraigan el máximo provecho de las herramientas digitales, y que formen personas más completas y preparadas para el cambio. En este contexto, todo aquello que hayamos descubierto y puesto en práctica hasta ahora será vital.

Acciones útiles para el día a día

  • Mantén una rutina familiar igual a la que tendrían en caso de que tus hijos asistieran al colegio.
  • Promueve que los niños tengan un espacio limpio, ordenado y libre de distracciones, para que puedan aprender mejor.
  • Ten presente que los horarios para el descanso y el juego son tan importantes como los de estudio.
  • Participa cuando sea requerido: no descuides las reuniones a las que se te convoca, pero tampoco intervengas cuando no te corresponda.
  • Incentiva a tus hijos mostrando interés por lo que hacen, reconociendo sus logros y brindando orientación cuando la requieran. Haz que no sientan miedo de pedir ayuda si la necesitan.
  • Respeta sus tiempos de aprendizaje y su autonomía.